Beata María Karlowska, Fundadora. 1865-1935.

Polonia, instituyó la Congregación de Hermanas del Divino Pastor de la Providencia Divina, cuya finalidad era que recuperasen la dignidad de hijas de Dios las jóvenes y mujeres pobres caídas en la corrupción de costumbres.

Dame la tranquilidad de que tienes a Dios en la agenda.

El Señor ha resucitado. Éste es el grito que lanzamos los cristianos llenos de alegría. Una de las cosas que más nos duelen es que personas a quienes queremos no puedan disfrutar de la compañía y amistad de Jesús. El subdirector del periódico italiano Il Corriere della Sera publicaba esta carta dirigida a su hijo:

CARTA A UN HIJO

«Te marchas por amor a una compañera, hijo mío, no por odio hacia nosotros. No huyes de esta familia, vas a constituir otra.

»Si nos hemos encontrado bien juntos, si lo que yo pienso te ha interesado, detente un momento a considerar mi conocimiento de Dios.

»Si te cuento un film que he visto, me escuchas y tal vez irás a verlo.

»Si te presento una persona que he apreciado, te fías de ella.

»Infórmate sobre este amigo que nunca has querido conocer. Considera, sin aversión, la posibilidad de que llegue a ser también amigo tuyo, porque es amigo mío, mi amigo y padre.

»Tiene sentido, al menos sentimental, que un padre mío sea también padre tuyo. (O, por lo menos abuelo: sería dulcemente ridículo, aunque no teológicamente incorrecto, rezar un “Abuelo nuestro que estás en el cielo”. Con esto espero que al menos te habré hecho reír.)

»No hay ninguna extorsión en mi petición. No hay ninguna obligación filial. No hay ninguna presión sobre tu libertad.

»Cuando te he dicho que valía la pena leer un determinado libro, al menos has abierto una de sus páginas, por curiosidad o respeto, ciertamente por amor.

»Ahora estás ocupado, debes trabajar, construir, programar. Estás rodeado de gente. Un día te nacerá un hijo. Preséntalo a mi Dios, como yo te presenté a ti y mi madre me presentó a mí.

»Como hacían los pigmeos en la selva. Decían: “A ti, el creador, a ti, el todopoderoso, ofrezco esta nueva planta, nuevo fruto del viejo árbol. Tú eres el padre, nosotros somos tus hijos”.

»Si te basto como padre y le bastaré a tu hijo como abuelo, trata al menos como tío a este Dios que yo considero padre tuyo y padre mío.

»Hay tiempo para descubrirlo. Pero dame la tranquilidad de que lo tienes en la agenda, como dices tú. Dios en la agenda. El resto lo hará él .»

Señor, puedo pensarlo un par de veces. Que sepamos transmitirte, que sepamos recibirte, que sepamos contagiarte. Pero… ¿reservo tiempo en mi agenda para ti?

Ahora te toca a ti hablar a Dios con tus palabras, comentándole lo leído o lo que quieras.

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