San Marcelo I, Papa. Siglo IV.
30º sucesor de san Pedro. Murió en el destierro por haber sido denunciado falsamente ante el tirano Majencio por algunos que despreciaban la penitencia que les había impuesto.
Te amo… no me pidas nada más ¿vale?
Los verbos son las palabras que empleamos para designar «acción». Los hombres actuamos, y cuando hablamos de nuestro obrar lo hacemos con verbos. «Nadar» indica una acción, «comer» otra, «viajar» otra… Como sabemos, los verbos pueden estar en pasado, presente o futuro, dependiendo de que esas acciones se hayan realizado anteriormente, se estén realizando o estén emplazadas para el futuro.
Cuando hablamos de «amar» es interesante que tengamos esto en cuenta. Amar es un verbo, no un sentimiento. Amar es acción, son obras que se hacen para y por el otro, modos de actuar yo que están originados por la persona a la que amo o quiero amar. Por eso, a la pregunta: «¿Amo a tal persona?», la respuesta he de buscarla, en buena medida, en las acciones que hago por ella, y no en el número de lágrimas que saltan de mis ojos cuando se ausenta…
De la misma manera, si quiero amar más a alguien porque me doy cuenta de que la amo poco, no he de tomar pastillas de enamoramiento, o ponerme más sentimental y nostálgico, sino ver cómo actuar, qué debo hacer por ella, cómo obrar dado que ella existe y ella es como es y merece lo que merece…
Por todo esto, pienso que es oportuno que hoy sigamos con las otras doce formas de amar que completaban la lista de ayer:
— contestar, si te es posible, a todas las cartas (o correos electrónicos).
— entretener a los niños chiquitines. No pensar que con ello pierdes el tiempo.
— animar a los viejos. No engañarles como chiquillos, pero subrayar todo lo positivo que encuentres en ellos.
— recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los conocidos y amigos.
— hacer regalos muy pequeños, que demuestran el cariño pero no crean obligación de ser compensados con otro regalo.
— acudir puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar tú.
— contarle a la gente las cosas buenas que alguien ha dicho de ellos.
— dar buenas noticias.
— no contradecir por sistema a todos los que hablan con nosotros.
— exponer nuestras razones en las discusiones, pero sin tratar de aplastar.
— mandar con tono suave. No gritar nunca.
— corregir de modo que se note que te duele hacerlo.
María puede ser una buena aliada para sugerirte cómo concretar alguna de estas maneras de entregarte a los que tienes cerca. Repasa la lista con ella. Hoy podemos rezar con las palabras de san Francisco:
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
que donde hay odio, ponga yo amor;
que donde hay ofensa, ponga yo perdón;
que donde hay error, ponga yo verdad;
que donde hay desesperación, ponga yo esperanza;
que donde hay tinieblas, ponga yo luz;
que donde hay tristeza, ponga yo alegría.
Haz, Señor, que no busque tanto
ser consolado, como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque es cuando nos damos, que recibimos;
cuando nos olvidamos, que nos encontramos;
cuando perdonamos, que obtenemos perdón;
y es muriendo, que resucitamos a la vida eterna.
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