La presentación de la Santísima Virgen María al Templo.

La fiesta data del siglo VII o el VIII y se celebra hoy en recuerdo de la dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva, cerca de los terrenos del templo de Jerusalén en el año 543.

¿Omisiones?

Para el juicio debemos tener en cuenta una cosa. Si voy a un examen en el que entran cinco lecciones, yo estudio cuatro y me preguntan la quinta, de la que no sé nada, me suspenden. Un cero y… con toda justicia: algo sabía y algo no sabía.

En el juicio particular seremos examinados de todo. No basta con que haya hecho algunas cosas buenas, porque también me preguntará Dios por las cosas buenas que yo sabía que podía haber hecho y no he hecho. A eso se le llaman omisiones (o pecados de omisión).

Jesús lo explica de maravilla: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquéllas a su derecha y a éstos a la izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, y recibid en herencia el Reino que os fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; estaba de paso, y me alojasteis; desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; preso, y me vinisteis a ver.” Los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?” Y el Rey les responderá: “Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con el más pequeño de mis hermanos, lo hicisteis conmigo” Luego dirá a los de la izquierda: “Alejaos de mí, malditos; id al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; estaba de paso, y no me alojasteis; desnudo, y no me vestisteis; enfermo y preso, y no me visitasteis.” Éstos, a su vez, le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?” Y él les responderá: “Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicisteis conmigo.” Éstos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna» (Mateo 25, 31-46).

Fíjate en lo que dice: no porque tuve hambre y me quitaste la comida, sino porque no me diste de lo tuyo, no hiciste algo bueno que podías haber hecho. O porque no te diste cuenta preocupado por lo tuyo, o porque te diste cuenta y te hiciste el loco —«¿¡quién me manda meterme en esto!?»—, o porque no quisiste… yo tuve hambre y tú no me diste de comer.

No es que Dios quiera asustar, ¡qué va!, ni es que quiera hacer un juicio exigente. Si lo piensas es lógico, porque el cielo es para el que ama, y el que ama es quien hace lo bueno, no quien no hace lo malo.

Señor, ayúdame a no tener omisiones. En el examen de conciencia y en la confesión me examinaré de lo bueno que podría haber hecho y haya omitido, y así podré pedirte perdón. Ayúdame y gracias.

Puedes ahora comentarle todo esto de las omisiones… Puedes terminar con la oración final.

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