Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Monja Mártir. Siglo XIX-XX.

De Breslau, enseñó filosofía durante algunos años y llevó su vida bajo el velo religioso en un tiempo de régimen. Fue desterrada y encarcelada y murió en la cámara de gas del campo de exterminio de Auschwitz (Polonia). Se la considera Virgen de la Orden de las Carmelitas Descalzas.

No me cambio por ningún hijo de millonario

A Andrew Carnegie, uno de los multimillonarios más famosos del mundo en su tiempo, siendo ya muy viejo, asistía a un banquete. En el momento cumbre le pidieron que dijera algo de sí mismo, que explicara alguno de sus buenos recuerdos. Se levantó. Gran expectación. Dijo: «Nací en una familia pobre, y no cambiaría los buenos recuerdos de mi infancia por los de ningún hijo de millonario. ¿Qué saben esos niños de las alegrías familiares, y del inolvidable recuerdo de una madre que es el mejor refugio de muchos hijos, la mejor cocinera, la mejor maestra, la mejor lavandera y, a la vez, la mujer más bonita, más ahorradora, más angelical y más santa de cuantas ha conocido un hombre en su larga vida?»

Es importante, muy importante, que dediquemos tiempo a nuestra familia. Los padres a estar los dos juntos y con sus hijos, los hijos con los hermanos y con sus padres. El grito de «ésta es tu casa y no una pensión» es bueno que se oiga: tenemos que defender a la familia. No es importante dar sólo nivel de vida y cosas que se compran, sino las cosas que enumera el multimillonario Andrew Carnegie del que hemos hablado: ¡tantas alegrías familiares!

También Jesús vivió en una familia. Vino al mundo para salvar a todos los hombres. El Señor vino «para servir y no para ser servido». Jesús realizó su servicio gran parte de su vida en el ámbito familiar. Él era Dios y obedeció a dos criaturas porque en la familia ninguno es más importante que otro. En aquella casa trabajó en tareas que no tenían ningún relieve externo, era la etapa de la vida oculta del Señor. Pero todo eso que se hace en casa, rutinario y monótono pero a la vez necesario, es algo divino.

Puede ser buena cosa poner más esfuerzo en casa durante este mes. Hacer planes familiares, compatibilizar los horarios de unos y otros, descansar juntos, obligarse a encontrarse todos…

Jesús, María y José, que vivamos en nuestras casas como vosotros tres. Que les conozca más, que les dedique tiempo, que busque lo mejor para cada uno, que se lo haga pasar bien a uno y a otro, que cada vez les tenga más cariño, que no me importe sacrificar algo mío personal por el bien de la familia. Gracias, Dios mío, por la familia que me has dado. No quiero recibir de mi familia millones de euros, sino un tierno abrazo. Que redescubra a mi madre. Que redescubra a mi padre. Que me dé a mi familia, santa María.

Puedes repasar el brindis de Andrew y comentar con Dios si piensas lo mismo. Pregúntale, también, qué quiere que cambies en casa, qué puedes hacer… Concreta y agradécele sin cansarte.

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