Los cuatro santos coronados, Mártires. Siglo III-IV.

Recordamos a cuatro hermanos: Severo, Severino, Carpóforo y Victorino. Eran soldados al servicio del emperador Diocleciano. Al negarse a adorar a los ídolos los sometieron a tortura hasta que murieron.

Las 7 vidas del gato, las 2 del hombre

San Luis, Rey de Francia, decía sin dudar que prefería coger la lepra a caer en pecado mortal: hasta ese punto amaba a Dios. El señor de Joinville, otro barón francés, replicaba que, por lo contrario, preferiría haber cometido treinta pecados mortales a convertirse en leproso.

Me parece que la comparación tiene sentido: el pecado también es lepra, pero del alma; invisible, pero lepra. Y las dos lepras tienen sus consecuencias.

Dicen que los gatos tienen siete vidas. Los hombres tenemos dos: la del cuerpo y la del alma. El que cuida el cuerpo tiene un cuerpo sano. El que cuida el alma, tiene un alma sana. Y a la inversa. Si un día me como un plato de arena, enferma el cuerpo. Si un día digo una mentira, enferma el alma.

Cuando una persona tiene cuerpo con salud, se dice que es SANO. Cundo una persona tiene alma con salud, se dice que es FELIZ (o SANTO que es lo mismo).

Me decía un chaval que sus padres le habían pillado el fin de semana cuando volvía por la noche algo borracho. El comentario de sus padres fue: ten cuidado, porque eso hace daño al hígado, y sólo tenemos un hígado para toda la vida; por una vez no pasa nada, pero no te acostumbres. Esos padres solo ven la mitad. El daño al estómago es secundario: ¿y el daño que hace al alma? Suelen ser los mismos padres que pierden la vida para que su niño sepa hablar en cinco idiomas… y no se preocupan tanto de que tengan algo que decir: aunque hable tonterías, pero que las diga en muchas lenguas.

Puede haber personas que tienen el espejo gastado de tanto mirarse el cuerpo y, sin embargo, hace tiempo que no visitan su alma. Nos alarmamos ante la más pequeña amenaza a la salud de nuestro cuerpo, y quizá no valoramos las amenazas a la salud de nuestra alma. Las últimas ocasiones que he estado en el dentista, cada vez que me hacía la radiografía de un diente, el doctor salía de la habitación y con un mando a distancia activaba la máquina; le pregunté: es que, me dijo, las energías que despide producen cáncer. Me pareció de maravilla. Ojalá seamos tan cuidadosos con lo que enferma el espíritu.

¿No te parece que eso es lo que nos quería decir el Señor con aquello de «si tu mano te escandaliza, córtatela. Más te vale entrar manco en la Vida que con las dos manos acabar en el infierno»? Es nítido: «Si tu pie te escandaliza, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la Vida que con los dos pies ser arrojado al infierno. Y si tu ojo te escandaliza, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que con los dos ojos ser arrojado al infierno… (Marcos 9, 43-47).

Señor, quiero tener un alma sana, cuidada y alimentada, en forma. Quiero evitar cualquier cosa que pueda dañarla. Madre mía, ¿cómo encuentras la salud de mi alma? ¿Qué enfermedades tiene? ¿Crece? ¿Está sana? ¿Tengo el mismo interés en estar sano que en ser santo? Santa María, del mismo modo que evito lo que hace daño al cuerpo, ayúdame a evitar lo que hace daño a mi alma. Como son enfermedades y lesiones invisibles, a veces no las valoro. Pero cuídame tú. Quiero decir con san Luis que prefiero la lepra antes que el pecado. Danos, Madre, salud de alma y cuerpo a todos tus hijos.

Ahora puedes seguir hablando a Jesús y María con tus propias palabras, comentándole las preguntas que acabas de leer. Después termina con la oración final.

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