San Urbicio. Siglo VIII

Fue esclavizado por los musulmanes. Atribuye su libertad a la intercesión de los niños santos de Alcalá, los santos Justo y Pastor. En un viaje de agradecimiento a Alcalá roba unas reliquias en peligro de profanación.

Liberarnos o que nos liberen

Un suceso divertido que nos cuenta el Evangelio. Se trata de un enfado de los judíos fariseos que se habían convertido y seguían a Cristo. Jesús les dijo que había venido a liberarlos. Con aire de superioridad y en tono despectivo, le contestaron: nosotros somos libres, no necesitamos tu liberación.

Me parece que a muchos nos pasa algo de esto. Cuando escuchamos que Dios se hizo hombre para liberarnos del pecado, para hacernos verdaderamente libres, no acabamos de entenderlo. Se nos puede pasar por la cabeza que estamos muy bien como estamos, que no necesitamos que nos libere de nada.

La verdad no es así. Hay siete cadenas que, con mayor o menor fuerza, nos atan o nos amenazan con hacerlo. Esas siete cadenas son: avaricia, lujuria, egoísmo, soberbia, gula, ira, pereza. En teología se llaman los siete pecados capitales.

Esas siete cadenas están escondidas en el interior del hombre después del pecado original. La liberación que nos ofrece Jesucristo es la de librarnos de estas consecuencias del pecado original.

¿Sabes por qué la navidad se celebra el 25 de diciembre? El rey sirio Antíoco, que se hacía venerar como dios Zeus, había hecho erigir una imagen suya; un 25 de diciembre la introdujo en el templo, pasando a ser ese el día de su fiesta.

Años más tarde, también un 25 de diciembre, Judas Macabeo entró de nuevo en ese mismo templo —corría el año 165 antes de Cristo— para quitar ese mismo altar dedicado a Zeus puesto por Antíoco; por eso en el calendario judío el 25 de diciembre era y sigue celebrando la fiesta de las luces, la fiesta de la purificación o restauración del templo, ya que volvieron a adorar a Yavé su Dios en su templo.

Pero como la semana del 25 al 31 de diciembre era la semana previa al año nuevo, esperaban que ese día también fuese el de la venida del verdadero Mesías, día en que se liberarían de todo lo provisional, en el que empezaría la nueva libertad: ya sin ídolos verían una gran luz. San Lucas sitúa en la noche de las luces el nacimiento de Jesús; así, en esa misma fecha, los cristianos celebramos la fiesta de la Navidad: lo que Judas Macabeo hizo ese día de manera limitada, lo hizo Cristo de forma plena y definitiva: liberar a los hombres de los ídolos.

Te servirá rezar despacio esta oración de la Madre Teresa de Calcuta, parándote en cada liberación que pides:

Líbrame, Jesús mío, del deseo de ser amada,

líbrame del deseo de ser alabada,

líbrame del deseo de ser honrada,

líbrame del deseo de ser venerada,

líbrame del deseo de ser preferida,

líbrame del deseo de ser consultada,

líbrame del deseo de ser aprobada,

líbrame del deseo de ser popular,

líbrame del temor de ser humillada,

líbrame del temor de ser despreciada,

líbrame del temor de sufrir rechazos,

líbrame del temor de ser calumniada,

líbrame del temor de ser olvidada,

líbrame del temor de ser ofendida,

líbrame del temor de ser ridiculizada,

líbrame del temor de ser acusada.

¡Fíjate si hay cadenas! Puedes seguir pidiéndole que te libere de tu pereza… de tus ataques de ira… de tu lujuria… de tu afán de poseer…

Sigue con tus palabras, y suplícale que te libere…

Ver todos Ver enero 2022