San Wilibrordo, Obispo. 658-739.

Inglés de nacimiento, que ordenado obispo de Utrech por el papa san Sergio I, predicó el Evangelio en Frisia y en Dinamarca, y fundó sedes episcopales y monasterios.

No negarle nada a él

Escribía Teresa de Calcuta: «¿De qué tiene Sed Jesús? En Dios no hay ninguna necesidad, Su Amor es pleno. En el Seno de la Trinidad hay un Torrente de Amor, del que sale el Amor a la Humanidad… sin embargo, la sed es una necesidad. Dios se hace vulnerable por Amor, por amarnos a nosotros. Él quiere abrazarnos a todos, atraernos hacia su Amor… Dios nos creó por Amor para nuestra felicidad, pero el “pecado” nos alejó; y por Amor envió a su Hijo para rescatarnos y salvarnos… ¡Nos rescató con la Sangre de su propio Hijo!

»Dios quiere compartir su Amor con nosotros —por ello nos creó— y quiere que seamos felices y plenos experimentando su Amor. Su Sed es de Amar y de ser amado, de Amarnos y de que Le amemos. ¡Esa es Su necesidad! ¡Nos necesita tanto como nosotros a Él! ¡Tiene Sed de cada unos de nosotros, de todos! Dios nos invita a entrar en la plenitud de su Amor, que es Fuente de Vida, donde todo es Felicidad.»

Decía en otra ocasión: «Jesús mismo dijo, en la Cruz, “Tengo Sed”. “Tengo Sed” son palabras de Amor. “Tengo Sed” es más que “te quiero”. “Tengo Sed” no es una idea imaginaria, son Palabras que tenemos que escuchar en nuestro corazón. “Tengo Sed” revela el Amor Grande de Dios…

»¡En la Cruz, Jesús revela el Amor de Dios! Dios quiere nuestra “salvación” mucho más de lo que nos podemos imaginar, mucho más de lo que nosotros la queremos, mucho más de lo que nosotros nos queremos a nosotros mismos. ¡Si supiésemos realmente lo que Dios nos quiere, nos volveríamos locos!

»“Tengo Sed” es su Palabra revelando que quiere nuestra salvación, nuestra felicidad y nuestra plenitud… de cada uno de nosotros y de todos nosotros. Cuando Jesús dijo “Tengo Sed”, era Dios quien lo decía… ¡esas Palabras de Jesús, expresan la Sed de la Trinidad!

»Dios nos creó para que vivamos la “eternidad” desde nuestro nacimiento, aquí en la tierra, no después de la muerte. ¡Dios quiere que el hombre sea feliz desde su nacimiento! Sin embargo, esa felicidad, esa plenitud, depende de la decisión de cada uno de nosotros. ¡Dios tiene Sed de que seamos felices y “sufre” por la tristeza del hombre! ¡La tristeza del hombre es consecuencia de sus asentimientos y decisiones!»

 Muchas veces habló madre Teresa de la sed de Jesús, pero dijo bien claro que sólo sabremos lo que es esa sed si nosotros la experimentamos:

«Esa Sed hay que conocerla, entenderla, experimentarla y responder a la misma. ¿Qué hacemos para vivirla y saciarla?

»“Tengo Sed” es como una “ventana” para entrar en el Corazón de Dios. Por ello, “Tengo Sed” sólo se puede conocer con un contacto íntimo y personal con Jesús en fe y oración. Y después, en el servicio a los demás en la vida cotidiana…

»Jesús en la Cruz, no dijo “Tengo Sed” por tener sed de agua —casi no bebió lo que Le dieron—, sino por su Sed de Amor a las almas y de almas… ¡Así tenemos que escuchar esas Palabras!

 »“Jesús tiene Sed de Amor, no de agua, ¡Escúchale!…” “Lo que no conocemos, no podemos amarlo —y viceversa—, por ello, profundiza en tu conocimiento de “Tengo Sed” y servirás a los demás mejor… y vivirás mejor esa Sed de Jesús” “Tengo Sed, es para saciar la Sed de Dios con oración y con servicio a los demás.” ¡Hay que conocer la Sed de Dios!

 »Dios está sediento siempre, no sólo hace unos 2.000 años. Él tiene Sed siempre —antes, ahora y después—. ¡Su Sed es Infinita! Hoy, Jesús sigue teniendo Sed. ¡Tiene Sed de ti, ahora…! ¡Dios tiene Sed de la Salvación de toda la Humanidad!»

Madre Teresa tenía tantas ganas de saciar la sed de Jesús, de alegrarle, que muy pronto le prometió darle a Dios cualquier cosa que él le pidiera, no negarle nada: absolutamente nada. Ésa fue su forma de vivir.

 «Cuando veo a alguien triste» decía ella, «pienso siempre que le está negando algo a Jesús». Era en darle a Jesús todo lo que Él pedía, donde ella encontró su alegría más profunda y duradera; en darle a Él alegría, encontró su propia alegría.

Señor, quiero que me des la finura del cariño de Teresa de Calcuta. Enséñame a amar, Jesús, hazme conocer tu sed… y deseo saciártela. Que nuestra historia de amor sea verdadera, diaria, oculta… y te guste a ti. Que encuentre mi alegría en darte alegrías.

Puedes pedirle darte cuenta de la sed que Él tiene de ti… ¿Cómo es? ¿Por qué, Señor? ¿Qué puedo hacer? Convéncele de que te conceda  darte cuenta de que le importas… Sí: le importas, pero sólo Él puede hacértelo saber.

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