San Juan Bautista, Profeta y Mártir. Siglo I.

Es el enviado por Dios para preparar el camino al Salvador. Es el último profeta con la misión de anunciar la llegada inmediata del Salvador. .

San Juan

Una chica embarazada ya de siete meses de Víctor, su primer hijo, con cara de felicidad me decía que venía de la piscina y que, después de bañarse, sentada en una hamaca, había notado cómo el niño se movía en su seno y daba pataditas. Los niños, todavía en el seno materno, responden a agentes externos.

San Juan Bautista era hijo de Isabel, prima de María. Cuando se enteró María de que su prima estaba a punto de dar a luz, se fue a visitarla. «En cuanto Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo» (Lucas 1, 41).

San Juan fue una persona elegida por Dios para una misión concreta: «Éste será grande a los ojos del Señor, se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno» (Lucas 1, 15). Cuando nació, los cercanos a su familia se preguntaban: «¿Qué va a ser este niño? Porque la mano del Señor estaba con él» (Lucas 1, 66).

Por eso rezamos a Dios en el salmo de la misa de hoy: «Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.» Son palabras del salmo 138 que podemos dirigir todos a Dios, porque todos podemos decirle: «Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma. No desconocías mis huesos, cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra.»

Sí, ninguno estamos en la tierra por casualidad. De amor está tejido nuestro cuerpo, vivimos porque Dios nos ha amado. Ninguno somos indiferentes. Ésta es la gran verdad que nos quiso revelar Jesús. Sin amor nada entendemos y nada tiene sentido.

Dios me ha escogido. Y, como escribe Kundera en una novela, «el amor, por definición, es un regalo no merecido; ser amado sin mérito es incluso la prueba de un amor verdadero. Si una mujer me dice: te quiero porque eres inteligente, porque eres honrado, porque me compras regalos, porque no vas con mujeres, porque lavas los platos, me decepciona; ese amor tiene todo el aspecto de ser algo interesado. Cuánto más hermoso es oír: estoy loca por ti aunque no seas ni inteligente, ni honrado, aunque seas mentiroso, egoísta y sinvergüenza.»

Somos elegidos, como Juan, cada uno.

Puedes decirle ahora a Dios lo que sigue, pero dándote cuenta de que le estás hablando y Él te está escuchando.

Gracias, Señor, por escogerme. Que entienda que el amor tuyo es lo que hace que yo viva. Me quieres, y sin mérito por mi parte. No por lo que hago, ni por cómo soy, sino porque te da la gana quererme. Quiero realizar aquello que tú esperas que yo haga en la vida. Gracias y que nunca olvide que me quieres.

Ver todos Ver enero 2022