Nuestra Señora de la Merced, Advocación Mariana.

Merced significa misericordia. Este título lo creó la Orden Religiosa de los Mercedarios en 1218 en Barcelona. En aquella época, los moros cautivaron a muchos, que recurrieron a la fe católica. Nuestra Madre del Cielo mostró su misericordia mediante dicha orden. es patrona de Barcelona y de los cautivos.

El primer día de la semana

En el esquema semanal del mundo mediterráneo el primer día era considerado el día del sol, como el resto de los días de la semana se ligaban a otros planetas —Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, que se corresponden respectivamente con lunes, martes, miércoles, jueves y viernes—.

Los cristianos continúan esa tradición de considerar el domingo el día del sol, pero entienden que el verdadero sol es Cristo. «Cristo brilla sobre todos los seres más que el sol» —dice un autor de los primeros siglos—. «La vida se ha extendido sobre todos los seres y todos están llenos de una amplia luz: el Oriente de los orientes invade el universo.» Los cristianos celebran el domingo al verdadero sol, al «que existía “antes del lucero de la mañana” y antes de todos los astros», al que «instaura un día de luz, largo, eterno, que no se extingue: la Pascua mística».

Los judíos santificaban y santifican el sábado, pues ese día —terminada la creación— Dios descansó. El sábado representaba la coronación de la primera creación. Los cristianos sustituyen el sábado por el domingo, pues éste recuerda la nueva creación, inaugurada por la resurrección de Cristo. El domingo cristiano es una celebración de la creación, día de agradecimiento por la creación, y porque continuamente la recompone, la conserva y guarda.

El domingo cristiano conserva, a la vez, el carácter sagrado ordenado por Dios al pueblo judío para el sábado: «Guardarás el día del sábado para santificarlo»; «El día séptimo será día de descanso completo, consagrado al Señor». Procuramos evitar «entregarse a trabajos o actividades que impidan el culto debido a Dios, la alegría propia del día del Señor, la práctica de las obras de misericordia, el descanso necesario del espíritu y del cuerpo».

¡Qué importante es el domingo en la vida de los cristianos¡ Decía san Agustín que «el amor a la verdad busca el santo ocio». Podríamos añadir que la verdad más radical del hombre —la adoración— necesita de ese ocio. El sentido del domingo cristiano se entiende con mayor profundidad en este contexto de la adoración.

Necesitamos recuperar el sentido pleno del domingo: un día de descanso corporal, que posibilite al espíritu gozar de la libertad imprescindible para adorar a Dios en sí mismo, principalmente, participando en la Eucaristía. Como dice el Catecismo: «Durante el domingo y las otras fiestas de precepto, los fieles se abstendrán de dedicarse a tareas que distraigan de la adoración a Dios, del ejercicio de acciones misericordiosas, y de la distensión necesaria de cuerpo y espíritu» (2185).

Esto permitirá, también, adorarle en sus criaturas: «El domingo está tradicionalmente consagrado por la piedad cristiana a obras buenas y a servicios humildes con los enfermos, débiles y ancianos. Los cristianos deben santificar también el domingo dedicando a su familia el tiempo y los cuidados difíciles de prestar los otros días de la semana. El domingo es un tiempo de reflexión, de silencio, de cultura y de meditación, que favorecen el crecimiento de la vida interior y cristiana» (2186).

Te pido para toda tu iglesia, Señor, que volvamos a comprender el sentido del domingo. No se trata de ir a misa, sino de vivir un día distinto. Intentaré que en mi familia se viva así, y te lo pido para todas las familias cristianas. Necesitamos, Señor, vivir el tercer mandamiento. Gracias por habérnoslo dicho expresamente.

Comenta ahora con Él cómo vives y en qué puedes mejorar la santificación de los domingos.

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