San Etelberto, Rey de Kent. Siglo VII.

Casado con Berta, princesa cristiana, hija del rey de París, no se convirtió hasta la llegada de San Agustín y sus compañeros misioneros. Su nobleza y su actitud de no imponer la fe en sus súbditos le muestran como un modelo extraordinario en la historia.

La hoja seca y Camus

Un cuento breve. La hoja de un árbol vivía feliz mientras crecía, siempre unida al árbol que le había dado la vida. Hasta que un día escuchó un viento fuerte, muy fuerte. El viento le susurraba que se soltase y se fuese con él. Trataba de convencerla: «Siempre ves el mismo suelo y el mismo cielo. ¿No estás cansada de lo mismo? Vente conmigo y verás cosas que nunca imaginaste.» La hoja decía que no, que unida a su rama estaba segura y contenta. Pero tanto insistió el viento que al final se desprendió de la rama y se fue con el viento. Y comenzó un viaje alucinante. Vio cosas increíbles: árboles, plantas, ríos, lagos… ¡Qué bien ser libre, qué bien me lo estoy pasando!, se decía la hoja. Hasta que el viento la fue dejando y empezó a caer. Conforme iba cayendo vio en el suelo un montón de hojas como ella, pero muertas. Y supo el fin que la esperaba por haberse separado del árbol que le dio vida.

Algunos cristianos podemos ser como la hoja tonta: a veces puede parecernos que vivir con Dios es un poco rollo. Sin embargo, vivir con Dios es vivir de verdad, cuando nos separamos de él acabamos con una vida vacía, morimos y nos pudrimos como la hoja. Estar unidos a Dios nos da fortaleza y seguridad. Separarnos de Él es volar sin rumbo y, poco a poco, perder la vida y morir.

Un ejemplo. Albert Camus ha pasado a la historia como un filósofo que creía que detrás de lo que vemos y vivimos no hay nada, trató de vivir libre como la hoja tonta, suelto del árbol de Dios-Creador. Cuando uno lee sus novelas se ponen los pelos de punta porque sus protagonistas creen que nada tiene sentido, que todo da igual, que el hombre está condenado al sinsentido. Se libera de Dios completamente. Antes de morir reconoce: «He conseguido hacer mucho dinero porque de alguna forma he sido capaz de articular la desilusión del hombre por el hombre. He tocado algo en el interior de mucha gente, porque identifican en mis obras la angustia y la desesperación. Me dirigí al sinsentido y a la incertidumbre, principios básicos en los que no estoy seguro de creer aún. Esto, más que ninguna otra cosa, es lo que me consterna, ésta es la raíz de mi desesperanza. [… ]

»Pero frente a la desesperación, he encontrado motivos para tener esperanza. Por encima de todo, valoro la vida. [… ] Me encuentro en algo así como un peregrinaje; buscando algo que llene el vacío que siento y que nadie más conoce. El público y los lectores de mis novelas, aunque ven ese vacío, no encuentran las respuestas en lo que están leyendo. Estoy buscando algo que el mundo no me está dando. Me siento totalmente identificado con Nicodemo, porque no comprendo eso que Jesús le dijo de que tenía que volver a nacer. Pero eso es lo que yo quiero, es a lo que yo quiero comprometer mi vida. ¡Voy a seguir luchando por alcanzar la fe!»

¡Así es! Reconoce la necesidad de nacer de nuevo, pero no sabe cómo.

Padre, quiero estar contigo porque tú eres como un árbol para mí, y yo soy tu hoja. No quiero tener la libertad de ir a la muerte, sino la libertad de estar contigo y amarte. Gracias, porque con el bautismo he vuelto a nacer del útero de la Iglesia. Te pido por todos los que no saben cómo nacer de nuevo.

Y ahora sigue tú hablando con tu Padre-Dios. Ésta es la parte más importante: cuéntale y escucha.

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