Santa Lidia, Primera Cristiana Europea. Siglo I.

De Turquía, fue la primera persona del continente europeo en convertirse al cristianismo. Consideraba el trabajo como una forma de conquistar lasantidad y de dar buen ejemplo. Su encuentro con San Pablo y San Lucas llenó su corazón.

Tres defectos de Jesús para ser buen amigo

François-Xavier Nguyen van Thuan fue tomado preso mucho tiempo, años en los que sufrió todo tipo de malos tratos. En la cárcel escribió:

«En la prisión mis compañeros que no son católicos quieren comprender “las razones de mi esperanza”. Me preguntan amistosamente y con buena intención: “¿Por qué lo ha abandonado usted todo: familia, poder, riquezas, para seguir a Jesús? ¡Debe de haber un motivo muy especial!” Por su parte, mis carceleros me preguntan: “¿Existe Dios verdaderamente? ¿Jesús? ¿Es una superstición? ¿Es una invención de la clase opresora?”

»Así pues, hay que dar explicaciones de manera comprensible…

»Primer defecto: Jesús no tiene buena memoria.

»En la cruz, durante su agonía, Jesús oyó la voz del ladrón a su derecha: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino” (Lucas 23, 42). Si hubiera sido yo, le habría contestado: “No te olvidaré, pero tus crímenes tienen que ser expiados, al menos, con 20 años de purgatorio”. Sin embargo Jesús le responde: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23, 43). Él olvida todos los pecados de aquel hombre.

»Algo análogo sucede con la pecadora que derramó perfume en sus pies: Jesús no le pregunta nada sobre su pasado escandaloso, sino que dice simplemente: “Quedan perdonados tus muchos pecados, porque has mostrado mucho amor” (Lucas 7, 47).

»La parábola del hijo pródigo nos cuenta que éste, de vuelta a la casa paterna, prepara en su corazón lo que dirá: “Padre, pequé contra el cielo y contra ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros” (Lc 15, 18-19). Pero cuando el padre lo ve llegar de lejos ya lo ha olvidado todo; corre a su encuentro, lo abraza, no le deja tiempo para pronunciar su discurso, y dice a los siervos, que están desconcertados: “Traed el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en la mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío había muerto y ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido hallado” (Lucas 15, 22-24).

»Jesús no tiene una memoria como la mía; no sólo perdona, y perdona a todos, sino que incluso olvida que ha perdonado.

»Segundo defecto: Jesús no sabe matemáticas.

»Si Jesús hubiera hecho un examen de matemáticas, quizá le hubieran suspendido. Lo demuestra la parábola de la oveja perdida. Un pastor tenía cien ovejas. Una de ellas se descarría, y él, inmediatamente, va a buscarla dejando a las otras noventa y nueve en el redil. Cuando la encuentra, carga a la pobre criatura sobre sus hombros (cf. Lucas 15, 47).

»Para Jesús, uno equivale a noventa y nueve, ¡y quizá incluso más! ¿Quién aceptaría esto? Pero su misericordia se extiende de generación en generación…

»Cuando se trata de salvar a una oveja descarriada, Jesús no se deja desanimar por ningún riesgo, por ningún esfuerzo. ¡Contemplemos sus acciones llenas de compasión cuando se sienta junto al pozo de Jacob y dialoga con la samaritana, o bien cuando quiere detenerse en casa de Zaqueo! ¡Qué sencillez sin cálculo, qué amor por los pecadores!

»Tercer defecto: Jesús no sabe de lógica.

»Una mujer que tiene diez dracmas pierde una. Entonces enciende la lámpara para buscarla. Cuando la encuentra, llama a sus vecinas y les dice: “Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido” (cf. Lucas 15, 89).

»¡Es realmente ilógico molestar a sus amigas sólo por una dracma! ¡Y luego hacer una fiesta para celebrar el hallazgo! Y además, al invitar a sus amigas ¡gasta más de una dracma! Ni diez dracmas serían suficientes para cubrir los gastos…

»Aquí podemos decir de verdad, con las palabras de Pascal, que “el corazón tiene sus razones, que la razón no conoce”. Jesús, como conclusión de aquella parábola, desvela la extraña lógica de su corazón: “Os digo que, del mismo modo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta” (Lucas 15, 10).»

Hasta aquí este sacerdote que más tarde sería nombrado cardenal y predicó unos ejercicios espirituales a Juan Pablo II. Sería bueno que imitásemos estos tres defectos de Jesús para ser buenos amigos de nuestros amigos. Quien no tiene esos defectos, no sabe amar ni sabe tener amigos. Son tres lecciones de quien nos ama y nos llama «amigos».

Gracias, Señor, por llamarme amigo. Voy a repasar estos tres «defectos» tuyos para mejorar como amigo. También los tengo que vivir yo. Que no tenga memoria, que no aplique las matemáticas, que no sepa de lógica. Enséñame a ser buen amigo de mis amigos. Enséñame a amar a quienes me aman y a quienes he comprometido mi amor.

Comenta ahora, con tus palabras, cada uno de ellos. Pídele que cambie tu corazón hasta hacerlo defectuoso como el suyo. Cuenta con María.

 

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