Nuestra Señora de los Ángeles, Patrona de Costa Rica. Siglo XVII.

Alrededor del año 1635 una joven mestiza india llamada Juana Pereira se levantó al amanecer para recoger leña, donde descubrió una pequeña imagen de la Virgen tallada en una piedra oscura. Los costarricenses la llaman cariñosamente la «Negrita». 

Voy a darles alegría

Copio de una biografía de la madre Teresa de Calcuta:

«Después de sus votos finales, madre Teresa volvió a sus tareas en St. Mary’s con su característico entusiasmo. Volvió a enseñar y a las actividades normales de cada día de una monja de Loreto. Una de sus compañeras destacaba de ella: “Era una trabajadora muy tenaz. Mucho, siempre ocupada en esto o aquello. Nunca quería excusarse de nada, siempre estaba dispuesta”».

Los domingos, solía visitar a los pobres en los barrios míseros. Este apostolado que eligió ella misma le dejó una huella profunda.

«Cada domingo visito a los pobres en los barrios míseros de Calcuta. No les puedo ayudar porque no tengo nada, pero voy a darles alegría. La última vez aproximadamente unos veinte pequeños estaban esperando ansiosamente a su “Ma” (en lugar de madre, así la llaman en bengalí). Cuando me vieron, corrieron a mi encuentro, brincando en un pie. Entré. En ese “para” —así es como se llama aquí a un grupo de casas— vivían doce familias. Cada familia tiene sólo una habitación, de dos metros de largo y un metro y medio de ancho. La puerta es tan estrecha que apenas podía entrar y el techo es tan bajo que no me podía enderezar… Ahora no me asombro de que a mis pobres pequeños les guste tanto su escuela y de que tantos de ellos sufran tuberculosis. La pobre madre no profería ni siquiera una palabra de lamento sobre su pobreza. Era muy doloroso para mí, pero al mismo tiempo estaba muy contenta cuando vi que ellos se alegraban porque les visitaba. Finalmente, la madre me dijo: “¡Oh Ma, venga otra vez! ¡Su sonrisa trajo el sol a esta casa!”»

A sus amigos de Skopje, les reveló la oración que susurraba en su corazón mientras volvía al convento: «¡Oh Dios, qué fácilmente les hago felices! ¡Dame fuerza para ser siempre la luz de sus vidas y así guiarles hacia Ti!» No podía imaginar que en menos de una década más tarde su oración sería respondida: ella dedicaría no sólo su tiempo libre, sino toda su vida a los pobres, llegando a ser un faro para ellos mediante su amor y compasión.

Puede ser un buen propósito para este mes: «voy a darles alegría». Cualquiera de nosotros podría susurrar su misma oración: «¡Oh Dios, qué fácilmente les hago felices! ¡Dame fuerza para ser siempre la luz de sus vidas y así guiarles hacia Ti!» Sonreír, alegrar, acompañar… es un buen modo de gastar el tiempo. Y no a los pobres de Calcuta, sino a hermanos, padres, compañeros, amigos, abuelos, vecinos, primos, todos con los que pase este mes.

Señor, por intercesión de la Madre Teresa te pido que me ayudes a vivir con el propósito de alegrar a los que viven conmigo, alegrar a todos con los que me cruce. «¡Oh Dios, qué fácilmente les hago felices! ¡Dame fuerza para ser siempre la luz de sus vidas y así guiarles hacia Ti!» Así seré buen discípulo tuyo.

Puedes seguir hablándole, quizá comentándole a qué personas puedes alegrar, y qué personas necesitan que les alegres. Pregúntale y pregúntate también si a alguien que quieres le estás haciendo sufrir: ¡es tan frecuente! Pide ayuda a María, y termina con la oración final.

Ver todos Ver enero 2022