San Lucas el Joven, Eremita. Siglo X.

Griego, de familia campesina. De niño se mostraba piadoso, sembrando su grano en tierras de los más pobres y dando sus propias ropas. Tras permanecer un tiempo en un monasterio, se construyó una ermita en Corinto, donde vivió alegre desde los 18 años.

Que no te la den con queso

Una noticia reciente en EE UU revela que consumir queso antes de catar un vino disminuye la capacidad de percibir el sabor del vino. Un grupo de expertos americanos explican que las proteínas del queso limitan el poder de degustar otros sabores. Según dicen, un buen queso enmascara el sabor original del vino, ya que la grasa que contiene el queso bloquea las moléculas del sabor del vino, sean quesos suaves o fuertes.

Esto que los expertos americanos han descubierto ya lo había dicho la sabiduría popular con la frase «que no te la den con queso». Tiene su origen en la venta de vino. Los que vendían agasajaban con queso a los clientes para poder colarles vino de peor calidad. Así pues, cuidado con lo que nos dan…

Que a los hijos de Dios tampoco nos la den con queso. El queso no es malo, pero hay momentos en los que me puede perjudicar porque disminuye la capacidad de percibir algunos sabores. La ropa, las fiestas, la música, dormir, Internet, el alcohol… son realidades buenas o buenísimas, pero en exceso la grasa que contienen bloquea las moléculas del corazón, y entonces disminuye la capacidad de percibir el sabor de las cosas de Dios, o mejor, el gustoso sabor de amar y darse a los demás y a Dios.

Una de las últimas escenas de la película Titanic recoge cómo mueren todos los que han caído al agua tras el hundimiento del barco. El hombre no soporta la bajísima temperatura de esas aguas. El protagonista muere agarrado a la tabla donde está tumbada la chica. Muere en cuestión de minutos. Estas personas al principio sienten un gran dolor en todo el cuerpo por la congelación, pero después ya no «se siente nada» y la muerte es indolora. Al cabo de un rato se despierta la chica y ve que su novio —a muy poca distancia de ella— ha muerto de frío.

También la lepra se manifiesta primeramente en que se pierde la sensibilidad en algunas zonas del cuerpo. Y después viene la destrucción del cuerpo, se te pudre todo.

Que no nos la den con queso. Perder sensibilidad es síntoma de pobreza, de descomposición y muerte. A veces no nos duele lo malo y lo bueno no nos atrae en absoluto. Es más, nos atrae lo malo y nos duele lo bueno: nos gustaría mucho hacer eso que está mal, mientras que cumplir con «lo cristiano» me duele y cuesta. No pasa nada: quizá haya tomado tanto queso que no soy capaz de distinguir el vino del yogur. Si quieres, puedes tomar un poco de agua, enjuagarte la boca y recuperar la capacidad de saborear: es posible para quien quiere.

Ayúdame, Dios mío, que sepa reaccionar. Haz que me acerque a ti, que no me la den con queso. ¿Qué cosas buenas insensibilizan mi corazón?

Y ahora sigue tú hablando con tu Padre-Dios, y contéstale a esta última pregunta. Ésta es la parte más importante: cuéntale y escucha.

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