Juan I, Papa y mártir. Siglo VI

No apoyaba la herejía de lo arrianos, por lo que fue encarcelado y murió por los malos tratos que recibió.

La solución para todo

Excursión montañera de alumnos de Primaria. En un sencillo paso con algo de pendiente y gran cantidad de barro, uno de los chavales cae. Una mezcla de dolor y de vergüenza le llena la cara de lágrimas y la boca de gritos desesperados, invocando la ayuda de su madre —madre que en estos momentos se encontraba a bastantes kilómetros, por lo menos a cien—: «¡Mamá, mamá!» Era absurdo —no podría escucharle—, pero también natural —de pequeño, la madre es la solución para todo—.

Así vivimos los cristianos: recurrimos siempre a ella. Y el cariño a María es siempre solución para todo porque ella nos enseña a permanecer junto a su Hijo en cada situación en la que la llamamos.

Madre mía, ¡ojalá no deje nunca de ser pequeño! ¿Por qué tantas veces me empeño en levantarme yo solo, en luchar yo solo, en sufrir yo solo? Que en todas las circunstancias te llame. Además, a nosotros nunca nos separan los kilómetros… ¡Te llamaré! y perdona si sólo lo hago cuando te necesito, pero… ya sabes, los hijos siempre somos un poco egoístas con vosotras las madres. ¡No me sueltes de tu mano!

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

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