San Aarón, hermano de Moisés. 1471 a.C

Hermano de Moisés, a quién acompañó por el desierto camino de la Tierra Prometida. Moisés lo ungió sacerdote para ofrecer sacrificios a Dios por los pecados del pueblo.

Una buena suma

Comenzamos un mes. Muchas horas, mucho tiempo, muchas decisiones, muchas cosas por hacer… Cada uno de estos días podemos llenarlo de gran número de actividades, algunas de gran valor, otras de casi ninguno. Y vamos sumando. Vamos sumando… ¡o no! Al final de mes tendremos que ver el resultado.

Un ejemplo sencillo nos ayudará a verlo más gráficamente. Podemos hacer esta suma:

1.200.000 + 7.450.000 + 3.627.000+ 10.000.000… al final un resultado muy elevado.

O esta otra:

0 + 0 + 0 + 0 + 0,2 + 0, 7… al final, por mucho que sumemos, el resultado será muy pequeño. Y si además algunos de los elementos son negativos, el resultado puede ser de echarse a llorar.

Este mes:

ayudar en casa + hacer nuevos amigos + leer + cumplir el horario que tenga + hacer más deporte + ayudar a un amigo + organizar una fiesta + poder tratar con más calma a Dios + salir de excursión + crecer en ser mejor amigo + invertir tiempo en mi hobby + convivir más tiempo con tus padres + conocer mejor a hermanos… y al final, un gran tesoro.

O bien:

no hacer nada + sin horarios + dejar pasar el tiempo + evitar cualquier esfuerzo + dejarse llevar por el día y sus circunstancias + aburridas horas de zapping… y al final, un gran vacío.

Parece muy fácil saber cuál es la suma que vale la pena.

Este mes podríamos planteárnoslo así: es la ocasión de conseguir una gran suma como persona, ser más mujer o más hombre, ganar varios kilos en personalidad, crecer en virtudes humanas, ser más de una pieza.

Quien se propone quitarse un par de kilos sabe que cada potaje que come va directo al michelín, cada plato que repite le aleja de su objetivo, las comidas entre horas le sumarán gramos… No engorda un solo plato que se come de más, pero sí es verdad que lo que se adelgaza o se engorda es el resultado de la suma de un montón de decisiones. Algo parecido ocurre con las virtudes humanas. Ahora me piden una cosa y digo que sí, ahora me llaman y cojo el teléfono, tengo que sentarme y me siento, ahora toca levantarme y me levanto, me preguntan y digo la verdad, me hablan y escucho, no me apetece pero sonrío… la suma de mil decisiones pequeñas… en cada día sí podemos tomar mil de esas decisiones… nos hacen crecer.

Para seguir a Jesús necesitamos ser muy hombres, muy mujeres. Seguirle y ser como él es posible para quien tiene virtudes, e imposible para quien carece de ellas. En un mes sí podemos crecer: son tantísimas decisiones aparentemente intrascendentes que nos hacen virtuosos… o lo contrario.

Dios mío, ayúdame durante este mes a hacer la suma buena, la que vale la pena. Hacer de estos días un tiempo en el que crezca en las virtudes que me den personalidad fuerte: así seré capaz de seguirte y de servirte. Sí: quiero sumar cada día.

Ahora puedes seguir hablando con el Señor con tus propias palabras. ¿Te propones de verdad crecer en virtudes humanas? Cada día comentaremos alguna. Dile a él que quieres. Él te ve, te escucha y te comprende. Después puedes recitar la oración final.

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