Santa Leocadia, mártir. Siglo III

Los cristianos fueron masacrados en la península Ibérica y la joven, casi niña, fue llevada a la cárcel donde murió sin derramar sangre.

Hacerle sitio en el adviento

Vivía en Roma. Mediados de diciembre. La televisión italiana anunciaba un programa: El Belén del Papa. Me puse a verlo. Comenzaba con una toma de Juan Pablo II que andaba por un pasillo de su vivienda en el Vaticano. Se dirigía hasta la sala de estar, donde había un Belén sencillo y bastante completo que no recuerdo con detalle. Lo que sí recuerdo bien, porque se me grabó en la mente, fue el mensaje que dirigió el Papa a todos los telespectadores. Allí, junto al pesebre, decía más o menos: «Quedan pocos días para la Navidad. Cuando Jesús vino, hace veinte siglos, muchos hombres le cerraron las puertas de su casa porque no había sitio para él. Nadie le recibió y tuvo que nacer en un establo, en una cueva inhóspita, lugar para animales. Que en esta Navidad Jesús pueda entrar en tu casa, que le hagas sitio en tu alma, que nazca Jesucristo en tu vida, que se encuentre recibido y a gusto dentro de ti.»

Es verdad. Dios pretende venir esta navidad y resulta que la humanidad «no tiene sitio para él. Está tan ocupada consigo misma de forma tan exigente, que necesita todo el espacio y todo el tiempo para sus cosas y ya no queda nada para el otro, para el prójimo, para el pobre, para Dios. Y cuanto más se enriquecen los hombres, tanto más llenan todo de sí mismos y menos puede entrar el otro».

«Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron». Esto se refiere sobre todo a Belén, pero (…) en realidad, se refiere a toda la humanidad: Aquel por el que el mundo fue hecho, el Verbo creador primordial entra en el mundo, pero no se le escucha, no se le acoge.»

Sin embargo, esta Navidad sí le vamos a acoger. Queremos sumarnos a María y a José, a los pastores, a los Magos…

¡Esto es vivir la Navidad, la natividad de Dios-Hombre en nuestro mundo! Por eso, ¿dónde nació Jesús en el año uno de nuestra era? En Belén. ¿Dónde nace Jesús en esta Navidad? En el corazón, en el alma, en la vida de cada cristiano que le hace sitio —o más sitio—.

¡Qué importante es este tiempo de Adviento! Estas semanas previas al 25 de diciembre las dedicamos a preparar nuestro espíritu para hacerle sitio, nos ocupamos en acondicionar nuestra alma para que venga y esté a gusto, nos esforzamos por quitar las cosas nuestras que son incompatibles con Él.

Jesús, eres Dios y, cuando viniste al mundo que tú has hecho, los hombres no te recibieron. ¡Qué duro debió de resultarte! Y cuántas veces yo tampoco tengo sitio para ti. Perdona (trata de concretar momentos o asuntos en los que no le das entrada). En este Adviento quiero hacerte sitio; para eso cuidaré más este rato de oración, pequeños sacrificios que me favorezcan la humildad y la pobreza… Madre mía, ayúdame. ¿Cómo puedo prepararme en concreto? Ya me propuse ser alegrador de vidas, y te prometí no quejarme jamás… ¿qué más?

Ahora te toca a ti hablar a Dios con tus palabras, concretando lo dicho arriba.

Ver todos Ver enero 2022