San Isidro Labrador. Siglo XII

Labrador humilde que se casó y llevó una dura vida de trabajo. Ejercitó las virtudes cristianas en el cumplimiento fiel de las obligaciones con Dios y con los hombres. Convertido en el modelo del honrado y piadoso agricultor cristiano.

María, Abogada de los pecadores

Santo Domingo predicó mucho el rezo del Rosario. Cuenta una biografía suya que un día le llevaron un pobre hombre endemoniado. El Santo puso el rosario que llevaba en el cuello de este hombre y después preguntó a los demonios que le poseían: «De todos los Santos del cielo, ¿cuál es el que más teméis?» Los demonios se negaron a responder, debido a que había mucha gente delante y no querían revelar en público a quién tenían miedo.

Como santo Domingo insistió una y otra vez, al final contestaron en voz alta: «La Santísima Virgen; nos vemos obligados a confesar que ninguno de los que perseveren en su servicio se condenará con nosotros; uno solo de sus suspiros vale más que todas las oraciones, las promesas y los deseos de todos los santos. Muchos cristianos que la invocan al morir y que deberían condenarse según las leyes ordinarias, se salvan por su intercesión. Si no se hubiera opuesto a nuestro esfuerzo, hace mucho tiempo que tendríamos derribada y destruida a la lglesia entera.»

Santo Domingo hizo rezar el rosario a todo el pueblo, y al fin los demonios salieron del poseído, dando aspavientos.

¡Qué suerte ser tu hijo, María! Ahora sí que digo con toda paz que no tengo miedo a nada ni a nadie. Pero sí a una cosa: a vivir sin ti, como si fuese huérfano. Encárgate tú, por favor, de que eso no suceda… y ya está. ¡Gracias, Madre mía!

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras. No te canses de agradecerle lo buena y lo madre que es. Después termina con la oración final.

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