Traslado del cuerpo de Santiago Apóstol

Santiago Apóstol muere mártir en Palestina y surge una tradición de que su cuerpo es trasladado hasta acabar enterrado en tierras de Santiago de Compostela. El reencuentro de la tumba marcaría a España y a toda Europa con el Camino de Santiago.

Sagrada Familia. La casa del

Hoy la Iglesia nos pide que fijemos nuestra mirada en la familia de Nazaret: Jesús, María y José.

¿Cómo sería la vida entre ellos? Muy normal: charlar, trabajo, sonrisas, pasear, comer, dulzura, amigos, risas, familia, hogar…

Pienso que, así como a muchas casas se les pone un nombre anunciado con un letrero en la entrada —Villa Alta, Casa Paco, La Behenchigua, El Llano, etc.—, a la casa de la Sagrada Familia se le tendría que poner este letrero dándole nombre: TÚ, o «La casa del tú». Allí sólo se conjugaba el TÚ.

Jesús enseña que todo es TÚ: amar, perdonar, servir, comprender, disculpar, dar, ayudar… En las bodas de Caná, María nos da ejemplo: está pendiente de que se acaba el vino. Jesús lo hace en multitud de situaciones: multiplica los panes y los peces porque se da cuenta de que quienes escuchan no tienen qué comer y el viaje de vuelta es largo.

Esa casa es la de todos los cristianos. Ésa es nuestra familia, y a cada uno de nosotros se nos trata como a un tú. ¡Importamos!

Todas las casas cristianas deben ser como un rincón de aquella casa, familias en las que se vive el mismo estilo, hogares en los que creamos el ambiente que aprendemos de la Sagrada Familia. Decía Teresa de Calcuta: «Pienso que hoy el mundo está de cabeza, y está sufriendo tanto porque hay tan poquito amor en el hogar y en la vida de familia. No tenemos tiempo para nuestros niños, no tenemos tiempo para el otro, no hay tiempo para poder gozar uno del otro.»

Es buen día para agradecer a Dios la familia que Dios te ha dado, ver si se parece a la de Nazaret, y examinar si en tu casa sólo se conjuga el TÚ. Repasa cómo te comportas un día cualquiera: en la comida, favores que haces, detalles de servicio, caprichos, enfados, si escoges lo peor, si les dedicas tiempo…

Jesús, María y José, que esté siempre con los tres. Os pido especialmente por mi familia. Que se respire en mi casa el mismo ambiente que en la vuestra. Que el «yo» no salga de mi boca, que no ocupe espacio en mi corazón. Que sólo sepa conjugar el TÚ. Que sepa servir en casa, que voluntariamente sepa ser el último, que mi mejor tiempo sea para mi familia.

Sigue por tu cuenta hablándoles de tu familia… de cada uno de los de tu casa…

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