San Blas, Obispo y Mártir. Siglo IV.

Obispo de Sebaste (Armenia). Se le atribuye el milagro de sanar a un niño que se estaba muriendo como consecuencia de una espina de pescado atravesada en la garganta. Sufrió la persecución de Licinio y fue condenado al martirio.

La madre Angélica y su televisión

Madre Angélica es uno de los personajes más sorprendentes de nuestro siglo. Su nombre de pila es Rita Rizzo. Nació en 1923, hija única en una familia muy problemática en un vecindario pobre italiano del este de Ohio. Su padre era un hombre vago e inútil que siempre estaba ausente del hogar; su madre, una mujer histérica y altamente dependiente, que delegó el rol materno con Rita.

Creció como pudo. Terminó el colegio y se puso a trabajar hasta que ingresó en un convento. Años más tarde, durante un viaje a Chicago en marzo de 1978, visitó el Canal 38, una emisora de televisión baptista ubicada en el último piso de un rascacielos. Era la primera vez que veía unos estudios de televisión. «Señor, yo tengo que tener uno de éstos», murmuró la Madre Angélica. ¡Tenía tantas ganas de hablar a todo el mundo de Jesús! Al ver los estudios de televisión vio que sería una buena manera de ayudar a tantos a ser felices y libres hablándoles de Jesús y sus enseñanzas. Pero de inmediato la asaltaron las dudas: «¿Qué haríamos doce monjas con esto? Soy una monja de clausura y no entiendo nada de televisión.» Después le informaron de que el estudio «solamente» costaba 950.000 dólares. Ella respondió: «¿Eso es todo? Yo quiero uno.»

Luchó para fundar la EWTN hasta hacer de su monasterio la primera comunidad religiosa que obtuvo una licencia de la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) para transmitir. Con apoyo del diácono y de algún otro pudo hacer frente a los tres grandes problemas típicos de toda empresa audiovisual: encontrar la financiación necesaria, conseguir contenidos para emitir y asegurar la difusión de la señal.

Las emisiones se reducían al principio a pocas horas diarias, y ahora abarcan las 24 horas del día sin interrupción. En los primeros tiempos, la EWTN se nutría de viejas películas prestadas, de algunas comedias y de viejas grabaciones como Life is Worth Living, de Fulton Sheen, célebre arzobispo norteamericano y pionero de la radio y televisión católicas. Ahora, la EWTN emite cinco programas en directo y decenas de series televisivas, producidas tanto dentro como fuera de sus estudios.

Tom Monaghan, que se deshizo de su imperio Domino’s Pizza para fundar una universidad católica en Florida, dice de ella que es «una de las más grandes empresarias de todos los tiempos». Todo ello, además, sin tener más estudios que los del colegio. Esta monja de clausura capaz de interpelar al mundo y que, según la revista Time, es «la mujer católica más influyente de los Estados Unidos» se le presenta como una «Teresa de Ávila moderna».

«De todos aquellos que el Señor pudo elegir para levantar este emporio internacional de la comunicación, la madre Angélica era la candidata menos apropiada. Pero los caminos de Dios no son nuestros caminos», escribe el arzobispo de Denver y miembro del consejo de dirección de EWTN, Charles J. Chaput, OFM.

Joseph Ratzinger decía en 1999 que «la madre Angélica ha logrado en los Estados Unidos lo que otros han intentado sin éxito: hacer llegar sus programas a un número de espectadores que se cuentan por millones, representando para la Iglesia un foco de fe y de fuerza renovadora».

¿Cómo ha hecho todo esto? Los no creyentes pueden hablar de casualidades. Los creyentes reconocerán en cambio la mano de la Providencia. Esta mujer se confiaba plenamente a la Providencia divina y a la intercesión de sus santos preferidos. Y el tiempo ha demostrado que no se equivocó.

Madre Angélica dedica todos los días tres horas a la adoración de Jesús en la eucaristía, es inválida —sí, inválida de piernas — y su cuerpo le causa mucho dolor, y tiene una ilusión enorme en que Jesús sea conocido por todos. Si Dios me quiere meter en esto, él me irá llevando, él sacará las cosas adelante.

Esta monja llena de aparentes contradicciones —«la monja de clausura que habla al mundo; la mujer independiente a quien no le importa romper todas las reglas pero a la que muchos llaman ultraconservadora; la aguda humorista que sufre dolores permanentes; la pobre clarisa que dirige una corporación multimillonaria…»— es un grito de Dios al mundo: confiad en mí, que yo hago lo que vosotros consideráis más difícil con un instrumento inepto.

Dios Padre, creo en tu providencia, en tu cuidado permanente de cada una de tus criaturas. Gracias, que cada día confíe un poco más en ti. Señor, nos lo dijiste bien claro: «Mirad los lirios, cómo crecen; no se fatigan ni hilan, pero os lo aseguro: ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. Pues si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy es y mañana se la arroja al fuego, ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe!» (Lucas 12, 27 ss.). Padre, bien sabes tú lo que nos conviene y necesitamos. Confío en ti. Sí: ¡confío!

Si quieres puedes comentar con Dios Padre el caso de Madre Angélica, manifiéstale el deseo de que le conozca todo el mundo, y abandónate en Él para que haga contigo lo que quiera, dile que puede contar contigo y que tú confiarás en su Providencia.

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