San Antonio María Zacarías, sacerdote y fundador. 1502-1539

Preparó el Concilio de Trento, tratado que supuso una gran reforma del clero y un impulso enorme en la evangelización. También fundó una Congregación en Milán. Su lema: «Servir sin recompensa y combatir sin sueldo ni provisiones aseguradas».

¿El cubo de goma?

En una prestigiosa escuela de negocios para directivos hacían este ejercicio. A cada alumno le daban un cubo en el que debían introducir dos litros de agua, una cantidad parecida de arena, un capazo de grava, piedras pequeñas y tres pedruscos. Parecía imposible, y para muchos de ellos lo fue: siempre se les quedaba fuera uno de los grandes pedruscos. Después de intentarlo todos los alumnos, la profesora realizó el ejercicio. Primero colocó las grandes piedras, después las piedras más pequeñas, luego con la gravilla rellenó algunos huecos, a continuación volcó la arena para llenar los espacios libres, y por fin el agua que ella sola encontraría cualquier milímetro libre en el cubo.

El objetivo de esta práctica era lo que explicaba a continuación: hacer las cosas con orden amplía las posibilidades. Y el orden exige que cada día pongamos en primer lugar lo más importante y después lo menos. Si respetamos este orden, llegamos a todo.

Todos hemos comprobado que en una bolsa de deportes, en una maleta, en un bolso o en el maletero del coche… caben más o menos cosas dependiendo de quién lo haga: unos saben encontrar el orden adecuado. Como me decía un amigo, «cuando mi madre me hace la maleta, cabe todo».

Recuerdo una universidad privada en la que habían hecho un estudio. Los alumnos que en más ocasiones hacían reserva de instalaciones deportivas tenían una media académica bastante buena. Las conclusiones del estudio afirmaban lo que sabemos todos: los que más ocupados están tienen tiempo para más cosas. Los que menos tienen que hacer, no tienen tiempo para casi nada.

Resulta que quienes tocan un instrumento, están en un equipo, leen buena literatura… tienen tiempo para dedicar a Dios y trabajar bien y darse a la familia… Orden. Solemos decir que el tiempo es de goma: está bien la idea, aunque la verdad es que es el orden el que estira el tiempo porque pone cada cosa en su sitio y en su momento. Lo más importante… hay que colocarlo lo primero.

El orden empieza por lo material. El armario de ropa, la mesa, los cajones, la habitación, el coche… Qué virtud más buena esta del orden: hace la vida más fácil a todos y uno disfruta más de la vida.

¡Ojo! Cuando se te escape que no tienes tiempo para algo interesante o conveniente… piensa que seguramente eres desordenado o un poco vago.

Señor, imagino ahora cómo sería un día en tu vida… Las piedras importantes tengo que colocarlas al principio. ¿Lo hago, Señor? ¿Cuáles son ahora? Santa María, enséñame a ser ordenado con todo lo que uso y en la habitación, como enseñarías a Jesús a ser ordenado en casa….

Ahora puedes seguir hablando con el Señor acerca del orden con el que vives estos días. ¿Hay cosas importantes o buenas que piensas que no tienes tiempo para hacer? Él te ve, te escucha y te comprende. Procura terminar con algún propósito.

 

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