Santos Andrés Kim Tae-gön, Pablo Chöng Ha-sang y compañeros, mártires en Corea. (1839-1867).
Celebramos la memoria de 103 mártires: obispos, presbíteros, y sobretodo laicos, casados o no, ancianos, jóvenes y niños, unidos en el suplicio, consagraron con su sangre preciosa las primicias de la Iglesia en Corea.
Cuando Jesús es un silencio de ultratumba
Un poeta contemporáneo, con su característico estilo que omite los signos de puntuación, habla del silencio de Jesús a Herodes, hombre sensual e impuro:
No es difícil hablar con Jesucristo
no fue muy exigente en materia de interlocutores
no pidió certificado de buena conducta
no pidió certificado de nacimiento
hablaba con los muertos si era preciso
por ejemplo cuando les daba orden de resucitar
hablaron con él los niños las adúlteras los arcángeles
con judas hasta el último instante habló
con los propios demonios no desdeñaba hablar
trataba a los lunáticos con gran cortesía
dispensaba suma atención a los pecadores
incluso a las pecadoras públicas si era el caso
con Caifás ese Lucifer cruzó inmensas palabras
a Pilato un escéptico respondió y preguntó
sólo Herodes el intelectual esotérico mundano milagrero sensual impuro
recibió de Jesús el silencio más absoluto
es dudoso inclusive que Jesús lo mirara
es posible que mirando hacia el personaje
no viera más que el resplandor de su trono vacío
sólo para el intelectual esotérico mundano etcétera
Jesús es un silencio de ultratumba
Así es. La impureza nos hace sordos para Dios. Pero… ¿sabes qué? Que nos va haciendo cada vez más sordos también para los demás. La impureza nos lleva a escucharnos casi exclusivamente a nosotros mismos. Cuando nos cuesta sintonizar con Dios, cuando no nos hacemos cargo de lo que necesitan los demás… es posible que haya demasiada suciedad en nuestro corazón.
Recuerdo una persona mayor que se iba quedando sorda. Después de mucho resistirse, se puso unos aparatos para oír. En pocos días lo devolvió: «Me oigo a mí misma muy alto, y me resulta insoportable.» Algo así hace la impureza. Sí: quien lleva una vida dominada por al impureza… se cansa, acaba harto.
Por eso, porque lo necesitamos para amar y escuchar a los demás, nos manda en el sexto y el noveno mandamiento: No cometerás actos impuros, no consentirás pensamientos ni deseos impuros.
Gracias, Señor, por decirnos claramente que aunque suframos cierto desorden, noshace daño. Que vale la pena luchar. Tú nos ayudas, tú nos perdonarás nuestra debilidad sin cansarte… porque lo único que quieres es que podamos escucharnos entre nosotros, y que escuchemos a los demás. Gracias, Señor.
Puedes hablarle ahora con tus palabras acerca de cómo vives estos dos mandamientos, y comentarle lo leído.
Ver todos Ver enero 2022